
Presidente de Liga Marítima de Chile:
“La modificación a la Ley de Cabotaje tiene un error de origen”
Más del 80% de los países con marinas mercantes protegen su bandera nacional, restringiendo el cabotaje a naves propias y con tripulaciones nacionales. Argentina y Perú hoy lamentan profundamente su apertura a banderas extranjeras.
El presidente de la Liga Marítima de Chile, Almirante Edmundo González Robles, advirtió que la discusión legislativa sobre la modificación a la Ley de Cabotaje se ha abordado con un enfoque parcial y reduccionista, privilegiando criterios meramente económicos por sobre las dimensiones estratégicas, geopolíticas y de soberanía nacional que implica esta materia.
“El análisis del cabotaje no puede limitarse a un criterio economicista. Reducirlo solo a la variable de costos es desconocer que se trata de un asunto directamente relacionado con la seguridad nacional de Chile. Abrir el cabotaje a otras banderas, haría desaparecer lo que aún tenemos de Marina Mercante, y la experiencia comparada con la gran mayoría de otros países marítimos nos demuestra lo conveniente de mantener la reserva del cabotaje para naves con bandera chilena”, afirmó González.
El presidente de la Liga Marítima recordó que más del 80% de los países con marinas mercantes protegen su bandera nacional, restringiendo el cabotaje a naves propias, con tripulaciones nacionales y, en algunos casos, incluso exigiendo que los buques sean construidos en el país de origen, tal como es el caso de Estados Unidos de América.
“Chile está siguiendo un camino riesgoso: abrir el cabotaje a banderas extranjeras de seguro destruirá nuestra Marina Mercante Nacional, tal como ocurrió en Argentina y Perú, donde hoy lamentan profundamente haber desmantelado una tradición de más de dos siglos. Una vez que la experticia marítima se pierde, tanto en el área comercial como en la operativa, ya no hay retorno inmediato; pasarán décadas para recuperar esa habilidad marítima nacional”, señaló.
Rol Estratégico y Social
Edmundo González enfatizó que la Marina Mercante chilena no solo cumple un rol económico, sino también estratégico y social. “Son nuestras naves nacionales las que garantizan la conectividad en zonas aisladas del sur austral y las que han respondido en emergencias y catástrofes, como la evacuación de los 5.000 habitantes de Chaitén en 2008. En un escenario de crisis, no se le puede pedir a una naviera extranjera, con bandera de conveniencia y efectuando cabotaje nacional, que cumpla ese rol vital; es como pedirle peras a un olmo”.
En su análisis, el presidente de la Liga Marítima de Chile subrayó que la ley se está tramitando con una visión estrecha y fragmentada, sin integrar los cuatro elementos del poder nacional: político-social, económico, defensa-seguridad y diplomacia. “Ese es el error de origen: El cabotaje no es solo comercial, a diferencia del comercio marítimo internacional; es soberanía, interés nacional, es defensa, es seguridad y diplomacia. No olvidemos que en nuestra última guerra (Guerra del Pacífico 1879-1884), fueron buques de nuestra Marina Mercante, particularmente las naves de la Compañía Sudamericana de Vapores (CSAV), las que realizaron el trasporte de tropas y la logística necesaria para soportar ese conflicto, donde sin tal apoyo, la victoria no habría sido posible. Si lo seguimos evaluando solo desde la lógica de la competencia de mercado, vamos a terminar debilitando una capacidad estratégica que tardará décadas en reconstruirse, si es que ello llegase a ser factible”.
González enfatiza “por último, si queremos hacer un análisis estrictamente económico, como le gusta a algunos economistas que se han aventurado en este tema, conforme; pero hagámoslo desde la lógica del principio fundamental de la economía, cual es la igualdad de oportunidades o la cancha pareja para todos. Al autorizar el cabotaje a naves de otras banderas en Chile, estaremos siendo injustos con las navieras nacionales dedicadas al rubro del cabotaje, por cuanto operarán bajo regímenes fiscales y laborales diferentes, en donde sin duda los extranjeros serán más flexibles que los nacionales y, por ende, más baratos, lo que provoca una competencia absolutamente desleal. Ello, no solo pone en riesgo el crecimiento del empleo y sostenibilidad del sector marítimo nacional dedicado al cabotaje, sino además es un riesgo a la seguridad marítima al operar naves extranjeras en aguas restringidas, como los canales australes, fiordos y parajes muy sensibles a derrames de combustibles y accidentes marítimos, particularmente del Canal de Chacao hacia el sur”.
Finalmente, el presidente de Liga Marítima de Chile llamó al Parlamento a rectificar el rumbo del debate y a considerar el cabotaje como una política de Estado de largo plazo. “Chile tiene una experiencia bicentenaria en la formación de empresarios marítimos y marinos mercantes chilenos. Abrir el cabotaje, sin una mirada integral, significará hipotecar nuestra soberanía marítima, poner en riesgo nuestra seguridad nacional y perder una tradición bicentenaria que nos ha dado identidad y seguridad como nación. En conclusión, abrir la bandera para realizar el cabotaje en Chile tendrá un negativo impacto en nuestra ya exigua Marina Mercante Nacional, nos expone a falencias de carácter estratégico en términos de seguridad nacional y, por último y por ello no menos importante, considerar que por algo una gran mayoría de los países marítimos del mundo aún mantienen la reserva de cabotaje para su propia bandera”.
Valparaíso, 20 de agosto del 2025