Columna de Opinión:
Curso de Acercamiento al Mar
Por Juan Carlos Galdamez, director secretario de la Liga Marítima de Chile
En el ideario de Ligamar, la formación de jóvenes no se concibe como un mero aprendizaje técnico ni como una experiencia recreativa, sino como un proceso de siembra de conciencia marítima. Ello implica comprender que el mar no es únicamente un espacio físico ni un recurso económico, sino una dimensión vital que configura la identidad y el destino de una nación.
El Curso de Acercamiento al Mar (ACERMAR) debe ser leído en esa clave: como una instancia fundacional donde los jóvenes descubren, internalizan y valoran la centralidad del mar en la vida colectiva. Es una pedagogía orientada a despertar el sentido de pertenencia a una cultura marítima, a cultivar el respeto por el entorno marino y a reconocer en el mar un espacio de futuro, de soberanía y de responsabilidad común.
La conciencia marítima aquí alude a un estado de reconocimiento profundo: que el mar estructura nuestra geografía, sustenta nuestras economías, conecta nuestras comunidades y proyecta nuestras oportunidades. Pero más allá de esa constatación, se busca que el joven haga suyo ese vínculo, lo sienta parte de su identidad personal y social. En otras palabras, que no solo sepa sobre el mar, sino que se reconozca “ser del mar”.
Así, la construcción de una identidad marítima internalizada significa que los valores, conocimientos y afectos asociados al mar no queden en la superficie del discurso institucional, sino que se incorporen a la vida cotidiana, a las decisiones profesionales, a la visión de país y a la ética del cuidado de lo común. Ligamar, entonces, actúa como semillero: un lugar donde la juventud se forma no solo para navegar sueños e ilusiones, sino para pensarse y proyectarse desde el mar, asumiendo un rol activo en la construcción de una sociedad consciente de su destino marítimo.
Valparaíso, 19 de agosto de 2025